Los malos
El otro día me encontré con mi prima, entre mariscos, cervezas y una platica muy amena le pregunte. y a ti como te gustan los hombres?.
Siempre me han gustado los malos. Los buenos dan pena, ¿verdad?. Son tan... tan... ¡buenos!. Los modelos moralmente correctos que nos venden son totalmente insípidos, incoloros, inodoros... ( conclusión, los buenos son agua). No tienen ningún aliciente... en cambio los malos, los malos si que molan. Tienen historias truculentas a sus espaldas, motivaciones que devienen de la rabia, de la ira, del despecho... son más humanos al fin y al cabo. Además de ser muchísimo más listos, urden planes inteligentes, miden consecuencias, tienen ese punto de prepotencia que les hace únicos y diferentes, y tienen una capacidad bárbara para la utilización de sus secuaces. Además de la imagen, el impacto visual es importantísimo, vamos a comparar las capas negras, los sombreros de ala ancha, los trajes de cuero, las cicatrices...
No puedo sentir más que simpatía por ellos, y esa es la clave de mi ruina. Porque mientras siga sintiendo atracción por los malos... me seguirán puteando. Y eso de que sarna con gusto no pica...